








Doraíta y dulce como la miel🍯
"La Casida de la muchacha dorada se encuentra dividida en dos momentos esenciales: el momento en el que la ella es puro fuego, pura sensualidad y aquél en el que se nos recuerda la pureza de esa mujer, momentos que se entrelazan indisolublemente. Es magia, es llamarada, es dolor, es pasión. Pero también es agua (“la muchacha mojada”). Considero importante subrayar esto, ya que dos elementos tan disímiles como el agua y el fuego vienen a fundirse en una sola condición: la femenina. Los ojos del poeta observan una mujer que reúne ambos elementos que la pierden, la escinden, hacen de ella el complemento perfecto y a su vez, le imposibilitan una comunión con su propia alma. "